Tiré la piedra tan lejos que le quebré los dientes a mi abuela
me dio tanta tristeza que le regalé los mios.
Ahora me cuesta hablar, por eso escribo y te cuento lo que pasa aquí
pero si quieres invento lo que pasa allá, para que te sientas enterado.
Como nadie me entendía fui al doctor;
me dijo que la solución era tener un dinosaurio
y fue lo que hice.
Obedientemente compré un súper huevo y esperé.
Nació una cosa medio viscosa y asquerosa, aunque muy simpaticona,
Nos entendimos bien, porque ninguno sabía lo que el otro decía
jamás peleamos ni reímos, simplemente nos contemplamos.
Ahora me cambié de casa y no lo pude traer conmigo
se lo dejé a mi abuela, aunque no se llevan bien (porque ella tiene dientes).
Mi casa es un pequeño sucucho a las afueras del lago 'al revés'
siempre tengo invitados que no quiero ver
pero es imposible no traer.
Aun no consigo dientes propios por culpa de la piedra,
tal vez me convierta en desdentada eterna y sea más feliz.
Me dedicaré a contemplar y falsificar emociones,
seré millonaria y podré volver con mi dinosaurio.